Me di cuenta de que debía centrarme en que, detrás de la oscuridad absoluta que me producía la enfermedad,brillaban pequeñas luces que me guiaban en el camino: la sonrisa de una amiga, un beso detrás de un oído,un abrazo dulce e infantil, un susurro, una risa escandalosa, una respiración cercana, conocida, suave.
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