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viernes, 8 de julio de 2011

Una historia demasiado común.

Pocas personas lograron entrar en su corazón, y los que lo intentaron, se quedaron sorprendidos al descubrir la dura coraza que lo cubría. Había sufrido demasiado, llorado tanto, y se lo habían roto tantas veces, que aprendió a ocultarse detrás de esa fría máscara de hierro, como si nada le importase ya, dando a entender que para ella, el amor no era más que esa estúpida excusa comercial que las películas utilizan.
Pero en el fondo, aunque no se lo demostrase a nadie, detrás de esa tímida sonrisa, de esa chica de pocas palabras, se encontraba la persona menos segura de si misma que jamás te pue
das imaginar. Esas bromas, las palabras que daban a entender que tenía un gran amor propio, las contestaciones cortantes, no eran más que un mecanismo de autodefensa para que nunca nadie lograse atravesar esa dura coraza y para que, aquel que lo consiguiese, no se diese cuenta, y así no le pudiese romper el corazón. No otra vez.

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