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jueves, 25 de agosto de 2011

Ya hace ocho meses de eso.


Sus brazos me cogieron de la cintura y me hicieron cosquillas y yo me reí, acurrucándome bajo sus brazos y buscando su boca con mis labios, le encontré y por primera vez nos fundimos en un abrazo y comprendí, que no me importaba que nos llevásemos un año, que tuviese reacciones propias de un niño pequeño, un caracter malhumorado e irascible, que tontease con todas y que le gustase la fiesta más que a un niño un chupa-chups, porque en ese instante, solo estábamos nosotros, solo nosotros y eso, superaba con creces cualquier contratiempo...

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