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miércoles, 7 de diciembre de 2011

Los dos somos uno.

+¿A que esperas? ¡Lánzate! ¡Vuela! No hay razones por las que quedarte aquí.
-Tengo mil y una razones para quedarme aquí.
+No te pediré que me las nombres.
-Te las puedo nombrar todas en una palabra.
+Imposible.
-Posible, pues ''tu'' eres mis mil y una razones para quedarme.
+¿Acaso creías que no me iba a marchar contigo?
-Has dicho: <>.
+Sí, pero recuerdas... ¿lo que me dijiste?
-No tengo tanta memoria...
+Da igual, ¿por qué sabes que dijiste?
-¿Qué?
+Los dos somos uno.

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