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lunes, 27 de enero de 2014

Serán los lunes, serán los trenes, será no poder verte.

Odio los domingos casi tanto como los lunes. Odio madrugar casi tanto como tener que separarme de mis sábanas y su calorcito. Odio las distancias y el transporte público. Odio echar de menos y no poder olvidar. Odio la gente y las escaleras mecánicas (sobre todo las rotas).
Pero, me encanta tener tanto odio y aun así llevar la sonrisa puesta.

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