Definitivamente, no nos gustan las cuestas, ni hacia arriba, ni hacia abajo.
Lo bueno es que ya vamos conociendo a todos los peregrinos con los que nos vamos encontrando (Bimba es nuestrar relaciones públicas) y va siendo todo más ameno, lo malo es que ya no sabemos si nuestros pies y músculos volverán a ser los mismos algún día.
Arzúa es un pueblo más o menos pequeño, con poca gente (solo vemos otros peregrinos), pero esa poca sigue siendo igual de amable que en el resto de Galicia.
La comida es casa Chelo, riquísima, de 11, todo muy familiar y acogedor.
Mañana llegamos a Pedrouzo, esperemos que se dé bien. CHAUUU PESCAAAAUS🐮
PD: hay gente que divide esta etapa en dos y hace noche en Melide. Nosotros somos más valientes. 💪🏻
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