-Pero eso es inevitable sentirlo, quieras o no. Y me da igual si te sientes idiota porque no paras de hacer idioteces. Me da igual si piensas que va a salir mal. Me da igual que tengas miedo. Porque todo eso son idioteces aún mayores.
- Pero las cosas no salen siempre como querríamos y lo sabes.
- Déjate de chantajes absurdos con cosas que ya han pasado. Olvida. Porque sabes que tienes que hacerlo. Y aunque no lo creas, yo pienso que últimamente has dado un gran paso; está en tu mano no dar cinco zancadas atrás porque te asustaste de ese pasito.
- No sé qué haces tú convenciéndome de esto. Mírate y mírame.
- Ya sé que es absurdo, pero no me puedes acusar de no predicar con el ejemplo. Sal a la calle y salta y grita e ilusiónate con tonterías...
- Pero, ¿y si después las ilusiones me hacen daño?
- Antes de caer, salta. Juega, ríe, no sé, hay tantas cosas que nos hacen un colchón mullido sobre el que caer... Vive, el vivir no te puede hacer daño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario