Seguidores

viernes, 26 de abril de 2013

Hoy es el día en el que comienza el infinito.

La mayoría de nosotros llegamos al Colegio hace ya casi 15 años. Algo tristes quizás, pero con la ilusión propia de los niños y muy bien acompañados de la mano de nuestros padres.
Ha pasado el tiempo, termina esta etapa de nuestros estudios, llega la hora de partir para seguir cada cual su camino, y lo hacemos, aunque nostálgicos, con la sonrisa en el rostro y de nuevo, protegidos de nuestros padres. Por ello, gracias padres, muchas gracias madres. GRACIAS por estar ahí en los momentos más importantes de nuestra vida y apoyarnos siempre que lo hemos necesitado.
Gracias a María Inmaculada, madre y maestra, por ser el mejor modelo para vivir la vida con la más preciada dignidad humana.
Gracias a Jesús, compañero y amigo, por ser el guía principal de nuestro camino hoy y siempre.
Gracias al colegio, a las religiosas, los profesores y profesoras, por los valores cristianos con los que nos habéis educado. Muchas gracias por las veces que con un beso o una tirita nos hacíais olvidar cualquier tomate en los leotardos. Siempre habéis estado ahí cuando teníamos algún problema, y quizá, sois ahora un poco culpables de que no cueste marchar.
Gracias a todos los que habéis venido hoy a acompañarnos en este día tan especial para nosotros.
Gracias también a las personas que no están ya con nosotros. Aunque se fueron demasiado pronto, no por ello, nos dieron menos y dejaron huella en nosotros. Gracias César. Gracias Sergio.
Y por último, gracias a vosotros: compañeros, amigos… Durante estos 15 años nos ha dado tiempo a reír y a llorar, a viajar, a enfadarnos, incluso a desesperarnos, a quejarnos… y a veces mucho. Nuestra despedida no es un "adiós", solo es un “hasta luego” pero duele igualmente. La verdad, es que no sé dónde vamos a acabar cada uno, quizá, alguno llegue a ser presidente de gobierno, a otro le concedan el premio nobel y otro consiga ser un famoso médico en Boston. No lo sé. De lo que sí estoy segura, es que siempre nos quedarán grandes recuerdos de estos años y de que vayamos donde la vida nos depare, nunca vamos a olvidar que fuimos educados en una casa de María Inmaculada.
Y con Santa Carmen Sallés diremos con frecuencia: “adelante, siempre adelante. Dios Proveerá”

No hay comentarios:

Publicar un comentario