La mayoría de nosotros llegamos al Colegio hace ya casi 15 años. Algo tristes quizás, pero con la ilusión propia de los niños y muy bien acompañados de la mano de nuestros padres.
Ha pasado el tiempo, termina esta etapa de nuestros estudios, llega la hora de partir para seguir cada cual su camino, y lo hacemos, aunque nostálgicos, con la sonrisa en el rostro y de nuevo, protegidos de nuestros padres. Por ello, gracias padres, muchas gracias madres. GRACIAS por estar ahí en los momentos más importantes de nuestra vida y apoyarnos siempre que lo hemos necesitado.
Gracias a María Inmaculada, madre y maestra, por ser el mejor modelo para vivir la vida con la más preciada dignidad humana.
Gracias a Jesús, compañero y amigo, por ser el guía principal de nuestro camino hoy y siempre.
Gracias al colegio, a las religiosas, los profesores y profesoras, por los valores cristianos con los que nos habéis educado. Muchas gracias por las veces que con un beso o una tirita nos hacíais olvidar cualquier tomate en los leotardos. Siempre habéis estado ahí cuando teníamos algún problema, y quizá, sois ahora un poco culpables de que no cueste marchar.
Gracias a todos los que habéis venido hoy a acompañarnos en este día tan especial para nosotros.
Gracias también a las personas que no están ya con nosotros. Aunque se fueron demasiado pronto, no por ello, nos dieron menos y dejaron huella en nosotros. Gracias César. Gracias Sergio.
Y por último, gracias a vosotros: compañeros, amigos… Durante estos 15 años nos ha dado tiempo a reír y a llorar, a viajar, a enfadarnos, incluso a desesperarnos, a quejarnos… y a veces mucho. Nuestra despedida no es un "adiós", solo es un “hasta luego” pero duele igualmente. La verdad, es que no sé dónde vamos a acabar cada uno, quizá, alguno llegue a ser presidente de gobierno, a otro le concedan el premio nobel y otro consiga ser un famoso médico en Boston. No lo sé. De lo que sí estoy segura, es que siempre nos quedarán grandes recuerdos de estos años y de que vayamos donde la vida nos depare, nunca vamos a olvidar que fuimos educados en una casa de María Inmaculada.
Y con Santa Carmen Sallés diremos con frecuencia: “adelante, siempre adelante. Dios Proveerá”
No hay comentarios:
Publicar un comentario